Hoy se cumplen dos años de Manchitas: una historia de amor, transformación y comunidad
Hoy se cumplen dos años desde que Manchitas apareció en la vida de la Universidad Libre. Llegó silenciosa, desconfiada, con el cuerpo marcado por el abandono y el frío. Su presencia, al principio casi imperceptible, pronto se volvió imposible de ignorar. Había algo en ella —en su mirada triste, en su forma de caminar con cautela— que conmovía profundamente.
La comunidad universitaria no tardó en reaccionar. Estudiantes, profesores y trabajadores comenzaron a movilizarse. Unos ofrecían comida, otros difundían su historia, algunos ayudaban con donaciones o atención médica. Entre quienes apoyaron esta causa estuvo también la representación estudiantil, que, desde su lugar, aportó a la red de cuidado que empezó a tejerse alrededor de Manchitas. No se trató de protagonismos ni de gestos grandilocuentes, sino de sumar, como tantos otros, al esfuerzo colectivo que hizo posible su rescate.
Fue Dana Gabriela Muñoz Gutiérrez quien tomó la decisión de llevar a Manchitas a casa. Lo que comenzó como un refugio temporal se transformó en un hogar. Al poco tiempo, se descubrió que Manchitas estaba embarazada. Fue un proceso intenso: recaudar fondos, cuidar su alimentación especial, asistirla en el parto y atender a los cachorros recién nacidos. El día del parto, Manchitas confió plenamente en Dana, permitiéndole estar presente en cada momento, incluso en aquellos más delicados.
Algunos de los cachorros no sobrevivieron debido al estado de desnutrición que Manchitas había enfrentado en la calle. Pero tres lograron salir adelante, gracias a la dedicación incansable de Dana, quien los alimentaba cada media hora durante la madrugada. Luego vinieron más noches sin dormir, visitas al veterinario, y finalmente, el alivio de verlos crecer y encontrar hogares amorosos.
Una vez adoptados los cachorros, se recaudaron fondos para esterilizar a Manchitas. Sus cuidados no cesaron. Se volvió parte de la familia. Come bien, pasea, duerme largas siestas, y cada domingo disfruta su helado favorito de mora. Aunque sigue siendo algo nerviosa con personas desconocidas, es alegre, juguetona y profundamente querida.
Ahora, dos años después, Manchitas está grande, está sana, está hermosa. Y como este también es el último semestre de Dana en la universidad, ella ha dicho que la llevará una última vez al campus, para que quienes formaron parte de esta historia puedan verla. Quizá no a todos se acerque —porque sigue siendo cautelosa con los extraños— pero su presencia será un recordatorio vivo de lo que puede lograrse cuando una comunidad se une por compasión.
La historia de Manchitas no pertenece a una sola persona. Es el resultado de muchas voluntades que decidieron actuar con empatía y compromiso. Es una prueba de que el trabajo colectivo, incluso en pequeñas acciones, tiene el poder de transformar vidas.
Feliz aniversario, Manchitas. Gracias por recordarnos que el amor, la paciencia y la solidaridad siguen siendo nuestras mejores herramientas para construir un mundo más justo, más amable y más humano.
— Narrado desde el corazón, el amor, la paciencia y la experiencia de Dana Gabriela Muñoz Gutiérrez, y de quienes la cuidaron, la acompañaron y no dejaron que su historia terminara en el abandono, a quien agradecemos eternamente por su corazón infinito y su bondad inalcanzable con Manchitas. ❤
0 comments